En el siglo XIII, cuarenta años después de la Reconquista, hubo en Andalucía una gran epidemia de peste que en Córdoba causó muchos estragos.
Pidiendo al cielo que cesase la mortífera calamidad, se hallaba una noche un fraile de la Merced en el coro de la que hoy es Iglesia del Hospicio, cuando se le apareció San Rafael, y le aseguró que al punto cesaría la peste con tal que su imagen fuese puesta en la torre de la Iglesia Mayor y los cordobeses, exhortados a su devoción, celebrasen su fiesta cada año.
Y la horrible enfermedad cesó, al ponerse por obra el mandato del Arcángel aparecido.¿Comprendes ahora por qué se conserva la figura de San Rafael, dando la cara a los vientos, como veleta que corona los campanarios de la Catedral y de San Pedro?
José María Rey Díaz (Historia de Córdoba para los niños, 1930)