"No hemos venido aquí para hacer el payaso, el tenor ni el jabalí", Ortega y Gasset pronunció esta frase en las Cortes del 31.
El tercero de los términos empleados por el filósofo parece que hizo fortuna, pues se aplicó el nombre de jabalíes a los diputados que promovían escándalos o aporreaban los pupitres para impedir que se escuchara los oradores adversarios.
Los jabalíes no estaban contrariados porque se les hubiese bautizado con ese nombre incluso estaban orgullosos de que les llamaran así.
Se cuenta que un día fueron un grupo de ellos a ver a don Miguel de Unamuno, diputado en aquellas Cortes republicanas, para de decirle:
- Don Miguel, aquí tiene usted a los cinco jabalíes de la Cámara.
Unamuno se quedó pensativo un momento y después dijo:
- Imposible. Los jabalíes van solos o en parejas. Los que van en piaras son los cerdos.
Así lo recoge Luis Carandell en su libro, "Se abre la sesión".