El 11 de septiembre de 1973 el Ejército dirigido por el general Augusto Pinochet asalta el Palacio de la Moneda sede del Gobierno chileno. Salvador Allende se suicida antes de caer en manos de los golpistas, previamente se había dirigido al país con estas palabras a modo de despedida:
“Trabajadores de mi patria: Tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición, pretende imponerse. Sigan ustedes, sabiendo, que mucho más temprano que tarde, de nuevo, abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!”