Bufón D. Diego de Acedo "el Primo". Velázquez 1645.En el Archivo Administrativo del Palacio Real en Madrid aparece un catálogo con los nombres de los bufones o como los denomina el lenguaje palaciego "hombres de placer" que prestaron servicio en las estancias reales.
Serían unos 123 durante un siglo y cuarto. Cabe decir que los Austrias "gastaron" un loco o enano por año.
Bufón Don Sebastián de Morra. Velázquez 1645.
Unos cobraban en raciones de cera, otros en panes, otros eran pagados con mercedes de vestidos o simplemente no figuran más que en los viajes o jornadas.
En los documentos encontrados la repetición de esta frase: «que vino de Zaragoza», trae consigo la deducción de que esta ciudad abastecía de locos y enanos mucho más que otras de España. Y es que allá existió un famoso manicomio. Algunos de los dementes fueron traídos a prueba y devueltos por no servir o porque su estado patológico sobrepasaba los límites deseados.
El bufón Calabacillas, Bobo de Coria o Juan de Calabazas. Velazquez.
En el cuadro de abajo aparece el rey Felipe IV cuyo reinado se inicia el 31 de marzo de 1621, tras el fallecimiento de su padre, Felipe III en este cuadro aparece acompañado del enano Miguelito, apodado Soplillo, regalo de doña Isabel Clara Eugenia, gobernadora de los Países Bajos, a su sobrino en 1614.
Soplillo junto al futuro Felipe IV.
El príncipe viste un elegante traje blanco bordado en oro, capa de armiño bordada en plata y oro y una amplia gorguera al cuello siguiendo la moda del momento. Soplillo viste traje de raso azul con bordados y chaleco. En la zona derecha del lienzo encontramos una mesa cubierta con un tapete granate donde se deposita el sombrero. Sobre la mesa una cortina con acentuados pliegues.
El gesto de don Felipe colocando su mano derecha sobre la cabeza de Miguelito indica el interés del futuro monarca hacia los bufones, simbolizando tanto protección como piedad. El rostro de Soplillo muestra su sumisión y su agradecimiento hacia su señor.