Aquí tenemos el grupo escultórico de Mithras Tauróctono, dios Sol, realizada aproximadamente en el siglo II d. C. en mármol blaco y representa al dios persa, tocado con el gorro frigio, sacrificando al toro: repetición anual del ciclo de muerte y resurrección.
Esta es la única pieza completa y en bulto redondo conocida en la Península Ibérica. Este grupo demuestra la presencia en época de Adriano de creencias de origen oriental en las provincias occidentales del Imperio.
En el mitreo se celebran diversos actos relacionados con el culto a este dios, en los que la violencia física juega un papel muy destacado, llegando incluso a producirse sacrificios humanos, según algunos autores. Este culto se desarrolló en Hispania desde mediados del siglo II hasta fines del siglo III. Procede de la llamada Villa del Mitreo, en las afueras de la antigua Ipagrum (Cabra) y se halló en una fuente.