Las primeras monedas romanas se hicieron fundiendo trozos de Oricalco, una aleación de 80% cobre y 20% cinc. Los primeros lingotes, llamados generalmente aes rude, no tienen ningún diseño pero más adelante se les adornó con representaciones de animales, con frecuencia ganado (pecus) pues se supone que era su valor equivalente, de donde se derivó el nombre “pecunia” , término que en los idiomas modernos significa dinero.