En la Irlanda del siglo XIX a los suicidas antes de enterrarlos les clavaban una estaca en el corazón y su cuerpo se depositaba en lugar no sagrado.
Bran Stoker (1874-1812) además de sus conocimientos sobre el príncipe de Valaquia (Vlad III el Empalador) se basó en esta tradición irlandesa para crear al personaje de Drácula.