Su creador fue Max Fleicher a mediados de los años treinta del siglo pasado. Él creía, como la mayoría de la gente en este tiempo, que las espinacas tenían un alto contenido en hierro. Pero esta creencia se basaba en un error científico.
En 1870 un alemán llamado E. Von Wolf había estudiado la cantidad de hierro de determinadas verduras, pero en el caso de las espinacas colocó erróneamente la coma de los decimales, por lo que la cantidad de hierro se multiplicó por diez.